domingo, 26 de junio de 2011

transicion politica

Lopez portillo
Introducción
La vida de José López Portillo, (1920 -), político mexicano, presidente de la República (1976-1982). Nació en Ciudad de México, en el seno de una familia de destacados políticos y juristas, y estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Escritor, profesor y abogado de éxito, entró en el servicio público en 1959 y desempeñó varios cargos. Como secretario de Hacienda (1973-1975) del presidente Luis Echeverría Álvarez, reformó la estructura tributaria de México, incrementando sustancialmente los ingresos del gobierno. Designado sucesor de Echeverría por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, fue elegido presidente de la República en 1976. Su administración estuvo marcada por sus esfuerzos para aprovechar los inmensos recursos petroleros de México y por lograr una mayor independencia económica de Estados Unidos. Promovió la denominada Alianza para la Producción, promulgó una ley de amnistía política, y en el campo de las relaciones internacionales restableció las relaciones diplomáticas con España, convocó una importante reunión Norte-Sur y propuso en la Organización de Naciones Unidas (ONU) un Plan Mundial de Recursos Energéticos. También introdujo importantes cambios en la Cámara de Diputados, al incrementar el número de miembros a 400, teniendo en cuenta que al menos 100 de ellos deberían ser miembros de partidos de la oposición. De este modo, logró que pudieran ser oídas las demandas de los partidos más pequeños y no sólo las del PRI, que había dominado la vida política de México desde 1929. Sin embargo, en 1982, su gobierno perdió prestigio, debido a la corrupción y a la enorme deuda exterior, contraída por los fuertes préstamos internacionales. Una de sus últimas medidas fue la nacionalización de los bancos privados.
José López Portillo 1º de septiembre de 1982
El presidente ante el honorable Congreso de la Unión, él dio su informe en el cual el habla de muchos factores, él decía que todo llega y pasa; termina y empieza, ya que pronto terminaría su mandato que le había otorgado el pueblo de México para ejercer su Poder Ejecutivo. En el que protestaba hacerlo con lealtad y patriotismo, ya que é decía haber cumplido la constitución con honor y lealtad, cuidar de las libertades de los mexicanos, y sus derechos sociales; cuidando la unión, preservando la institución como estructura ordenada de cambio, fuente legítima para dirimir toda controversia y desterrar la violencia y sus peligros, y comentaba que después de haber servido a la patria, la amó más entrañablemente a la patria, total que empezó a halagar a México y su patria. México es mucho más que conyutura crítica. Y ante el informe presentó el tema de la crisis, la cual afirmó categóricamente:
  • Por primera vez en nuestra historia de México, con base en una reforma Administrativa, proyectamos, programamos y presupuestamos el gasto público. Fijamos en forma expresa objetivos en planes sectoriales y convocamos a todas las fuerzas nacionales para que democráticamente concurrieran. Y lo hicieron. De los resultados hemos dado cuenta.
  • Es el gasto público instrumento fundamental del Estado para orientar la economía, no sólo ahora sino desde hace varias décadas: porque construye la infraestructura y la opera cuando le corresponde; porque es estímulo, fomento, condición para inducir metas en nuestra planeación democrática.
  • Porque es el instrumento más útil para lograr la redistribución del ingreso en el desarrollo social, sin el cual no se justifica, ni crecimiento económico y ni siquiera estructura estatal. Es vehículo de justicia social, fórmula única par repartir, según necesidades reales, con independencia de capacidades ciertas.
  • La orientación del gasto público corresponde, quiero subrayado, a políticas no de un Gobierno, sino de un Estado rector mexicano; y trascienden a las sucesivas Administraciones y a través de todas y cada una de ellas se ha fortalecido. En estas políticas de gasto se origina en gran medida el desarrollo del México moderno.
  • El gasto público debe ser tan amplio, como la capacidad de su financiamiento, su costo de oportunidad y el cálculo de los que cuesta hacer las cosas y de lo que cuesta no hacerlas.
  • Nosotros lo calculamos ateniéndose a las posibilidades financieras que encontramos y que generamos. Su manejo se dificultó cuando variaron los supuestos del financiamiento, dados los factores externos a los que hemos aludido, con la causa de implicaciones internas ya referida.
  • No ha habido despilfarrado. Cada programa, incluidos los criticados edificios de PEMEX y el banco de México, minucia simbólica, que en la magnitud del problema prácticamente no cuentan, tiene su propia explicación, aunque, reconozco son ahora inoportuna inversión.
  • Y es que, tal vez, ante la necesidad de ajustar el gasto público, se hayan perdido prioridades que se establecieron en el plan original. Han sido o serán corregidas hasta donde se pueda.
  • Reitero, las inversiones públicas hechas con los ingresos en divisas y la deuda, están en el país; forman parte de su activo, no se esfumaron ni salieron de aquí, producen o producirán aquí y significan la solución de la crisis y la plataforma de su pleno desarrollo.
  • Nuestra economía no está petrolizada, ni por el porcentaje de la ocupación que genera el sector petrolero, ni por su participación en la inversión total, ni por la parte de los ingresos públicos que produce, ni en fin, por el peso que tiene su producción en el producto interno bruto (PBI).
  • Una cosa es la petrolización y otra aprovechar una plataforma petrolera de producción para impulsar el desarrollo general de la economía.
  • El petróleo, símbolo de nuestro nacionalismo, rescatado por la Nación desde Cárdenas y desarrollando por los regímenes sucesivos, nos ha unido la nación, ha impulsado nuestra economía y ahora la crisis es fuente de confianza internacional para salir adelante del trance.
  • Es infantil que reneguemos del petróleo y se lo atribuyamos al diablo. Es conseja de analistas externos, frívolos e irresponsables, empeñados en demostrar la ineficiencia de los países en desarrollo para administrar sus recursos, en afán de trasnochado tutelaje. Lo que a partir del petróleo hemos hecho en tan pocos años, es asombroso. Que no nos aturdan. Más, mucho más haremos.
  • Si la crisis fueran claramente previsibles, nunca se presentarían. Hay factores desconocidos que operan sobre una nación en curso, cuya inercia no es siempre fácil de cambiar. Las medidas de ajuste que tomamos, siempre en función del interés nacional, corresponden a las circunstancias que se presentan y que por la naturaleza de expectativas subjetivas, no siempre anticipamos para no precipitar lo que tenemos. Cuando ellos ocurren, actuamos conforme a un plan de decisiones alternativas

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